lunes, 3 de octubre de 2011

carta al ausente

Mi noche es como un gran corazón que late.  Mi noche no tiene luna. Mi noche tiene grandes ojos que miran fijamente una luz gris que se filtra por las ventanas. Mi noche llora y la almohada se vuelve humeda y fría. Mi noche es larga y larga y larga y parece estirarse siempre hacia a un fin incierto. Mi noche se precipita hacia tu ausencia. Te busco; busco tu cuerpo inmenso a mi lado, tu respiración tu olor. Mi noche me contesta: vacío; mi noche me da frío y soledad. Busco un punto de contacto: tu piel. ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? Me vuelvo hacia todos los lados, la almohada húmeda, pego la mejilla a ella, mi pelo mojado contra las sienes. No es posible que no estés aquí. Mi cabeza vagabundea, mis pensamientos van vienen y se aplastan, mi cuerpo no lo puede comprender. Mi cuerpo te desearía. Mi cuerpo, esa incertidumbre mutilada, desearía olvidarse por un momento en tu calor,mi cuerpo requiere algunas horas de serenidad. Mi noche es un corazón hecho trizas.Mi noche sabe que me gustaría mirarte, seguir con mis manos cada curva de tu cuerpo, reconocer tu rostro y acariciarlo. Mi noche quisiera llamarte, pero no tiene voz. Sin embargo, desearía llamarte y encontrarte y apretarse contra ti un momento y olvidar ese tiempo que mata.

Un fragmento de la carta al ausente de Rauda Jamís sacada del libro Frida Kahlo de Rauda Jamís.

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